Lennox bajó la mirada hacia la mesa, ignorando las intensas miradas de sus compañeros consejeros. Luego de un momento levantó la mirada hacia Magnus, y algo tácito pasó entre ellos.
Contuve el aliento, el mareo casi me abrumó cuando el momento se prolongó.
—Me fueron confiadas las leyes de nuestro reino —dijo por fin—, y no puedo consentir una ejecución cuando ninguna ley fue rota. Al igual que no puedo consentir un cambio en como manejamos nuestras diferentes disciplinas. Por supuesto, si la chica Elena rompiera una de nuestras leyes no dudaría en actuar. Como estoy seguro que Lorcan no dudaría en entregármela.
Inclinó la cabeza hacia Lorcan, y el director le regresó el gesto. Entonces la mirada de Lennox incluyó al resto de los miembros sentados a la mesa.
—Y puedo asegurarles que, en esas circunstancias, mi disciplina será más que capaz de cumplir con nuestros deberes, sin importar las habilidades que esta chica haya logrado acumular hasta entonces.
Una pequeña sonrisa pasó rápidamente por el rostro de Lorcan. El director de la Academia había planteado con astucia el problema como un desafío hacia su autoridad y su habilidad de cumplir con su rol. Sus oponentes no habían visto que su duda no solo cuestionaba a Lorcan, sino también a Lennox y a su habilidad de hacer cumplir la ley si yo me volvía una renegada.
Magnus asintió despacio.
—Yo voto junto con mi pariente, y espero que no sea necesario volverme a convocar a la capital antes de que termine mi recorrido habitual por el reino.
Se colocó de pie, le hizo una reverencia al rey y luego una a la reina, y se marchó de la habitación.
Me desplomé en mi silla, mi cabeza daba vueltas y mi respiración era rápida y superficial. Todo eso y nada iba a cambiar. Continuaría en la Academia.
«Y gracias a los cielos por eso, considerando cual era la alternativa», susurró mi mente.
Luego de eso Lucas salió de inmediato de la habitación junto con sus dos padres, sus pasos no se detuvieron cuando pasó junto a mí, aunque pude sentir el ardor de su mirada. Lorcan me hizo un ademán para que lo acompañara fuera de la habitación, y ambos regresamos a la Academia en casi completo silencio.
—Hoy es mi cumpleaños —dije mientras cruzábamos las puertas principales de la Academia y entrabamos al vestíbulo.
No tuve idea de que me impulsó a decirlo.
Lorcan se detuvo y se volvió a mirarme, con la sorpresa reflejada en sus ojos.
—Oh —Por un minuto solo nos miramos—. Feliz cumpleaños.
—Gracias.
Se aclaró la garganta.
—Lamento eso… —Hizo un gesto con la mano en dirección al palacio—. En tu cumpleaños.
Me encogí de hombros.
—Pudo haber sido peor.
Solo nos observamos por otro momento, ambos éramos bastante conscientes de lo que pudo haber sucedido. Consideré agradecerle por sus esfuerzos para salvarme, pero descubrí que no tenía deseos de hacerlo. Lo había hecho por sí mismo, no por mí.
Lorcan se aclaró la garganta una vez más, asintió, y se marchó en dirección a su oficina.
La primavera continuó calentando el aire, y la vegetación brotó alrededor de la Academia. El temido día, cuando intercambiábamos nuestros bastones por espadas de práctica sin filo, llegó y una vez más volví a estar al final de la clase. Solo que esta vez tenía compañía. Ni Clarence o Araminta parecían haber sostenido una espada antes, y Córalie y Azafrán solo estaban ligeramente familiarizadas con ellas.
Fue más fácil de sobrellevarlo porque por fin me había puesto al día en composición. Mis clases extra con Walden terminaron, y ahora practicaba junto a mis compañeros, produciendo composiciones verbales en clase. Redmond era de poca ayuda, así que tenía que descubrir como modificar los métodos que enseñaba sin su ayuda.
Sin embargo, obtuve mi venganza, porque Lorcan y los miembros académicos de la universidad, ahora venían a nuestra clase a observar y monitorear mi desarrollo. A menudo daban sugerencias, y no solo me las daban a mí. Muchos de ellos tenían toda clase de ideas sobre cómo podría manejarse mejor la clase, y Redmond pasó gran parte de la temporada caminando de mal humor por la Academia.
Me sentí feliz por el esfuerzo extra que tenía que hacer para modificar nuestras lecciones, porque de no ser así habría estado aburrida. Comparado con la velocidad a la que Walden y yo progresábamos, la clase se movía a paso de caracol. Luego de un tiempo me di cuenta que la mayoría de estudiantes encontraban agotador el nivel de composición que hacíamos, y que nuestro paso estaba pensado para construir gradualmente su capacidad. Solo rara vez Lucas y Dariela se veían cansados, y a veces atrapaba a los visitantes académicos observándolos con interés.
En mi caso era la impaciencia y no el agotamiento lo que me embargaba durante las clases, pero recordé las palabras de Jasper y la oculté. Pronto adopté el ritmo de no hacer más que las composiciones básicas que me pedían, asegurándome siempre que nada de lo que hiciera sobresaliera del resto. Desde luego nunca mencioné que las pocas composiciones que completábamos me dejaban con bastante energía de sobra.
En aquellas ocasiones en las que Jessamine asistía a las clases, me observaba con mirada calculadora, pero en realidad nunca me cuestionó o sugirió que me estaba conteniendo. Y la única otra persona que me observaba con sospecha casi nunca me hablaba. Lucas y yo nunca hablamos de la reunión del Consejo donde mi futuro fue decidido, así que casi no esperaba que comenzara una conversación sobre mi progreso en clases.
Leer libro tras libro de la biblioteca, mantenía mi mente alerta y entretenida, aunque Córalie pensaba que estaba loca por querer hacer trabajo adicional. Por otro lado, ella había estado leyendo desde que era una niña y consideraba que la clase de temas que estudiaba eran aburridos. No me molesté en intentar explicárselo.
Luego de nuestra conversación con Finnian en el comedor, se había esforzado de manera considerable por ser más sensible en cuanto a las vidas de los comunes, pero, aun así, en verdad, no lo entendía. ¿Cómo podría entenderlo?
Sentía como si mi mundo se estuviera expandiendo, haciéndose más y más grande con cada libro que leía. Me fascinaba todo ello: el reino de Kállorwey, las breves menciones del misterioso imperio Sekali, la historia de nuestros conflictos, la historia de nuestra familia real, la historia de los magos y de su habilidad de composición. La estructura de las grandes familias de magos y las mismas disciplinas de los magos, nuestra economía, incluso nuestra geografía me cautivaba. ¿Cuánto más se podía aprender de los mapas cuando estaban etiquetados con palabras?
Ahora que había empezado, no podía detenerme. Mi apetito por el conocimiento era insaciable, y mis avances en la composición verbal flaquearon como resultado de mi falta de atención en ello.
Pero entonces, un cálido día de primavera, cansada de estar leyendo encerrada en mi habitación, deambulé por la biblioteca con un libro metido bajo mi brazo, luego de que la clase de composición terminó. Ver a todos esos aprendices de los cursos mayores estudiando, me llamó la atención. Algunos estaban sentados solos, pero la mayoría se amontonaban en pequeños grupos. El grupo más grande estaba reunido en una habitación adjunta, similar a la que Jocasta y yo habíamos usado para que aprendiera a leer.
Los recuerdos de aquella época me hicieron detenerme, un escalofrío recorrió mi columna, pero la curiosidad me impulsó hacia adelante. Habían dejado la puerta bien abierta, así que me paré justo fuera de la habitación, escuchando a Jocasta hablarles a los aprendices.
—El cuerpo humano tiene límites que incluso un sanador no puede evadir. Los niveles de energía son los límites más básicos, y es por eso que un paciente necesita descansar luego de haber tenido una sanación significativa. También es por eso que un mago no puede empujarse más allá de sus propios límites mientras compone, y luego simplemente hacer una composición para restaurar su salud.
Su mirada se desvió hacia mí, pero su expresión no cambio, y tampoco se detuvo en su enseñanza.
—Quiero un ensayo para la próxima semana sobre cómo los límites del cuerpo humano afectan el trabajo de los sanadores. Estudiantes principiantes, sus ensayos deberán explorar los límites de nuestro entendimiento sobre los niveles de energía y por qué no hemos podido encontrar una manera de reponerlos mediante el uso del poder. Estudiantes avanzados, ustedes discutirán las diversas etapas de las enfermedades y heridas, de las cuales un sanador no puede efectuar la recuperación de un paciente. Incluyan un resumen de cómo la habilidad del sanador afecta esos umbrales.
A medida que Jocasta describía las tareas, los estudiantes tomaban notas en los pedazos de pergamino frente a ellos.
—Deberán entregarlos en una semana, a partir de hoy, cuando nuevamente nos reuniremos para la conferencia del duque Dashiell.
Varios estudiantes intercambiaron miradas emocionadas ante aquellas noticias. Supuse que el jefe de los sanadores no se dirigía a menudo a los estudiantes de la disciplina de sanación.
Jocasta los despachó, y salieron de la habitación hablando en voz baja entre ellos. Aquellos que notaron mi presencia la ignoraron, o al menos eso fue hasta que Jocasta salió.
—No hay necesidad de que espíes desde la puerta, Elena —dijo—. La clase siempre está abierta a los aprendices.
—Pero solo soy de primer año. No tomo estudios disciplinarios.
Se encogió de hombros.
—Estudios disciplinarios abarca todos los años. Tiene que hacerse cuando tantos estudiantes deciden cambiar sus disciplinas de estudio año tras año. Nosotros simplemente les asignamos diferentes tareas a los estudiantes principiantes y avanzados. Y de todas maneras la mayoría del estudio es independiente —Soltó una risilla—. Si no lo fuera, Walden y yo nunca podríamos mantenernos al día con la cantidad de trabajo que tendríamos. De hecho, dependemos de personas invitadas, miembros de las disciplinas, para que den las conferencias. Solo que usualmente no son los mismísimos jefes.
Me lanzó una mirada significativa.
—Y nunca podríamos habernos tomado el tiempo de darte clases particulares, como ambos hicimos.
Apreté los labios y me contuve de decirle que no había sido mi sugerencia el que ella me enseñara. Sin importar quien lo pidió, Jocasta había dedicado muchas horas enseñándome, y su única recompensa fue una experiencia cercana a la muerte que yo causé. Y al parecer, el hecho de que le hubiera pasado mi tutelaje a Walden, solo incrementó de otras formas su cantidad de trabajo, ya que debió haberse encargado de sus deberes con los aprendices de los otros cursos, para poder liberar su tiempo.
Antes de que pudiera responderle, su mirada se movió por encima de mi hombro.
—Llegas un poco tarde, Lucas.
Resistí el impulso de girarme, pero aun así el príncipe entró en mi campo de visión.
—Mis disculpas, tuve que atender algunos asuntos de la corte. Escuché que Dashiell nos hará una visita, y ¿qué hay una tarea?
Jocasta asintió.
—Debe ser entregada en una semana a partir de hoy. Un ensayo sobre como los límites del cuerpo humano afectan el trabajo de los sanadores, específicamente, los límites de nuestro entendimiento sobre los niveles de energía y por qué no hemos podido encontrar una manera de reponerlos mediante el uso del poder.
Sus ojos regresaron a mí.
—Piensa en lo que te dije, Elena —Luego asintió y se marchó hacia el mostrador a la entrada de la biblioteca.
Lucas no se movió.
—Entonces, ¿qué se supone que debes pensar?
Lo observé, frunciendo el ceño. ¿Pensaba que de repente éramos amigos? Levanté la barbilla.
—Voy a unirme a la clase.
—Los de primer año no toman estudios disciplinarios.
—Tú eres de primer año.
Algo similar a la resignación brilló en sus ojos.
—Sí, lo soy.
¿Cuánto le irritaba haber tenido que retrasar el comienzo de su estudio en la Academia? Entrecerré los ojos. ¿Creía que era mejor que el resto de nosotros porque era un año mayor? ¿Qué era más capaz?
—Entonces parece que los de primer año pueden unirse. Supongo que te veré en clase.
—Supongo que sí —Su mirada fría no vaciló, así que me di la vuelta y me marché de la biblioteca.
Cuando llegué a mi habitación, fue entonces que recordé que, si realmente iba a unirme a la clase, debí haber buscado libros sobre sanación y los niveles de energía. Suspiré. Seguramente los demás estudiantes ya habrían salido de la biblioteca.
Disfrutaba leer, pero ¿realmente quería añadir otra clase a mi cantidad de trabajo? Sacudí la cabeza. No importaba, ahora que mordí el anzuelo de Lucas, declarando mi intención de unirme a la clase, ya no podía retractarme.
No obstante, cuando me metí en la cama esa noche, decidí que habría tomado la misma decisión sin importar si Lucas me hubiera provocado o no. Los demás estudiantes tenían tiempo, todos ellos tenían tres años de estudios disciplinarios antes de graduarse. Pero yo solo tenía menos de un año hasta mi cumpleaños número dieciocho. Si esperaba hasta el próximo año, solo tendría seis meses. Y suponía que de alguna manera la habilidad de componer sanaciones, me sería útil en las líneas de frente.
Capítulo anterior Lista de capítulos Capítulo siguiente
Si quieres saber más sobre los autores y sus últimas obras dirígete a la sección de novedades, también si te gusta mi trabajo y puedes apoyarme dejando si puedes una donación en el botón de abajo:
O puedes seguirme en:
Publicar un comentario